jueves, 4 de septiembre de 2008

Balmaseda transformará su antigua aduana en una escuela de hostelería

El palacio de Horcasitas, la antigua aduana real de Balmaseda, es uno de los edificios más emblemáticos de la villa. Y a su carácter histórico -el inmueble data de hace más de tres siglos- se unirá ahora el de servicio turístico y formativo. A principios de 2008, el Ayuntamiento encartado comenzará las obras de rehabilitación para convertir la residencia en una infraestructura hotelera de primer orden. "Aún se le está buscando una explotación concreta, pero irá encaminado a ser un hotel que permita además la formación de personal", explica la teniente de alcalde, Lourdes de la Puente.
El proyecto cuenta con ayudas de los presupuestos generales del Gobierno vasco y de la Diputación. El pasado año el Gobierno central concedió a Balmaseda tres millones de euros para abordar la reforma, mientras que en noviembre el departamento autonómico de Vivienda ha otorgado una subvención de otros 626.208 euros para la rehabilitación del inmueble. Por su parte, la institución foral aprobó la pasada semana una partida de 210.000 euros. En total, 3,8 millones para que se inicien los trabajos. "Esperamos conseguir más ayudas, ya que el proyecto servirá para la formación y creación de empleo en la comarca", señalan fuentes del Consistorio.
En este momento, los técnicos efectúan los estudios geotécnicos y arqueológicos en el palacio. "Al encontrarse en el casco antiguo es necesario hacer una investigación por si aparecen restos históricos", advierte De la Puente. Cuando culmine esta fase, comenzarán las obras, que se centrarán en la parte externa del edificio "para no condicionar su futuro uso".
Arreglo del tejado
Estos primeros trabajos estarán dirigidos a la conservación del inmueble. Consistirán en la cimentación, impermeabilización y arreglo del tejado. La primera fase del tajo se prolongará durante año y medio y costará 1,6 millones de euros.
El palacio de Horcasitas está levantado en pleno centro histórico de Balmaseda, entre las calles Don Martín Mendía y Pío Bermejillo. Su estructura combina los estilos clasicista y barroco. Su estructura interna se distribuye en cuatro plantas que se disponen en torno a un jardín interior. Desde su construcción en el siglo XVII hasta el año 1841, el edificio se destinó a servir como aduana entre la costa y Castilla. Después, se convirtió en palacio urbano y residencia para el marqués de Buniel.
Aunque el edificio pertenecía a la Diputación, en noviembre de 2006 lo adquirió el Ayuntamiento local. A cambio, éste concedió a la institución foral la titularidad de unos terrenos para la construcción de un elkartegi. Será el tercer centro de empresas de Las Encartaciones y uno de los más grandes de la comarca.

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